En plata y oro.

No tenía ni idea de que una vez que te enganchas al crochet fuera tan difícil pasar sin él, así que cuando se me acabó la lana blanca para los hexágonos la semana pasada no le di mayor importancia, pensando que la compraría más adelante y seguiría con ello. Pero según se me iba acercando el fin de semana echaba en falta "algo" en las manos cuando estaba sentada en el sofá, así que el sábado por la tarde salí en busca de algo de lana... a un todo a cien, qué remedio. Compré dos madejas de lana 100 % acrílico, pero made in Spain y me puse a hacer grannys: ayer los (mal) monté y me inventé un borde sencillo.. y este es el resultado.

Un mantel individual con las costuras muy torcidas y en colores combinados; ya veis que tiene muuuchos fallos, pero me ha servido para darme cuenta de ellos y evitarlos la próxima vez.

Tiene tamaño suficiente para un servicio, así que se puede utilizar para comer...

...o para salvar la mesa de centro de traviesas salpicaduras a media tarde.

Este juego de tazas perteneció a mi abuela y tiene bastantes más años que yo. El filo dorado ha desaparecido casi por completo y cada vez me quedan menos piezas porque me empeño en usarlas en su recuerdo y poco a poco, van cayendo en combate.

¡Besos y Felices Puntadas!